Desde que nacemos, la vida nos revela tres pilares fundamentales: respirar, beber y comer. Estas acciones sostienen nuestra existencia, pero hay un cuarto elemento igualmente esencial para la continuidad de nuestra especie: la sexualidad. En sus orígenes, muchas culturas y tradiciones sabias, como el tantra y el taoísmo, entendieron el sexo como algo sagrado, una energía vital que, más allá de la biología, conecta al ser humano con el universo y consigo mismo. Sin embargo, la forma en que percibimos la sexualidad ha cambiado radicalmente. En algún momento, se despojó de su carácter sagrado y se vistió de tabúes, pecados y vergüenzas. ¿Qué ocurrió? ¿Por qué el sexo, que podría ser una fuente de empoderamiento y libertad, se transformó en un terreno de manipulación?
El Sexo en las Sabidurías Antiguas
En filosofías como el tantra y el taoísmo, el sexo no era solo un acto biológico; era una expresión de energía vital y un medio para alcanzar estados elevados de conciencia. Estas tradiciones enseñaban que la sexualidad, cuando se vive con conciencia, no solo fortalece el cuerpo, sino también la mente y el espíritu. Por ejemplo, el tantra integraba la energía sexual en su búsqueda de la iluminación, mientras que el taoísmo la vinculaba con la longevidad y el equilibrio interno. Estas prácticas buscaban algo más que el placer físico; promovían la unión entre lo terrenal y lo divino.
La Represión y los Valores Victorianos
Con el paso del tiempo, surgieron sistemas que moldearon nuestra percepción del sexo como algo pecaminoso o inmoral. Uno de los momentos clave fue el desarrollo de los valores victorianos durante el siglo XIX. Esta época promovía la castidad, la supresión de los deseos sexuales y la obediencia a normas sociales que pretendían controlar no solo el cuerpo, sino también la mente. Estas ideas no solo limitaron la libertad personal, sino que establecieron el terreno para que las instituciones, como las religiones y los gobiernos, utilizasen el sexo como una herramienta de control masivo.
La culpa y la vergüenza se convirtieron en aliados efectivos. ¿Por qué? Porque alguien que reprime su energía sexual reprime también su autonomía, su creatividad y su capacidad de cuestionar la autoridad. De esta manera, se construyeron sociedades sumisas, donde la libertad individual quedaba subordinada al orden impuesto.
Herramientas Modernas de Sumisión
Hoy, aunque podría parecer que hemos superado estas limitaciones, nuevas herramientas continúan manipulando nuestra relación con la sexualidad y la libertad en general. Algunas de las más comunes:
Las Religiones Institucionalizadas: Muchas continúan perpetuando narrativas que asocian el sexo con el pecado y la culpa. Estas ideas bloquean el acceso a una sexualidad consciente y empoderadora.
Los Medios de Entretenimiento: Series, televisión, aplicaciones y redes sociales bombardean constantemente a las personas con contenidos vacíos o altamente sexualizados que trivializan el sexo y lo reducen a una mercancía o a un simple consumo.
La Pornografía: En lugar de promover una sexualidad saludable y conectada, gran parte de la industria pornográfica fomenta la desconexión emocional y la cosificación del cuerpo humano, lo que refuerza patrones de comportamiento poco saludables.
El Consumo y las Diversiones: Elementos como el alcohol, las drogas recreativas y otras formas de entretenimiento actúan como debilitadores de la voluntad. Estas sustancias reducen la capacidad de cuestionar y generan una dependencia que aleja a las personas de su potencial.
El Deporte de Masa: Aunque el deporte suele ser saludable, su transformación en un espectáculo masivo (como el fútbol) desvía la atención del público de los problemas reales. Distracciones constantes mantienen a las personas enfocadas en entretenimientos pasajeros, en lugar de reflexionar sobre su poder interior.
Liberar la Conciencia: La Sexualidad como Empoderamiento
La solución no está en rechazar por completo estas herramientas, sino en aprender a usarlas de forma consciente. ¡El despertar de la conciencia comienza con cuestionar! Pregúntate: ¿Cómo se está utilizando mi tiempo, mi atención y mi energía?
El reto también radica en recuperar la autonomía sobre nuestra sexualidad y otros aspectos esenciales de la vida. Tal como ocurre con los pranayamas en la respiración y la nutrición consciente en la alimentación, la sexualidad necesita ser redescubierta desde un lugar de respeto y conocimiento.
Pragmatismo y Reflexión
Si queremos trascender las cadenas del pasado y del presente, es necesario incorporar prácticas concretas que nos conecten con nuestra esencia:
Educación Sexual Consciente: Buscar conocimientos que respeten la diversidad, el placer y la responsabilidad.
Desintoxicación Mediática: Reducir el consumo de contenidos que promuevan patrones nocivos y cuestionar las narrativas impuestas.
Prácticas de Autoconocimiento: Explorar disciplinas como el tantra y el taoísmo, que brindan herramientas para reconectar con nuestro poder interno.
Comunidades de Reflexión: Crear espacios donde podamos compartir y debatir sin juicios, fomentando el aprendizaje colectivo.
Reclamando lo Sagrado
El sexo no es solo un acto biológico, es una energía que puede liberarnos. Recuperar su carácter sagrado es un acto revolucionario. En Ethiosfera Tantra, creemos que cada persona tiene el derecho de vivir su sexualidad como una expresión de libertad, placer y conciencia. Porque cuando nos conectamos con nuestra energía vital, descubrimos que somos mucho más de lo que nos han hecho creer.



