La sensualidad es una cualidad, facultad o habilidad capaz de provocar una reacción emocional en otra persona. Forma parte de nuestra personalidad y aunque algunos creen que es innata lo cierto es que se puede aprender.
La sensualidad se asocia al placer y fundamentalmente al placer sexual. Según Napoleón Hill, “el deseo de expresión sexual es el primer estímulo al que la mente responde con mayor libertad.” Está por encima de necesidades básicas como el amor y la amistad, y de limitaciones como el temor.
Michel Foucault descubrió la relación entre la naturaleza profundamente sexual de grandes hombres y mujeres y los logros alcanzados en su vida, lo que demuestra la estrecha relación entre la expresión libre de la sexualidad y el empoderamiento personal.
Solemos asociar el deseo sexual con la reacción física, pero va mucho más allá porque además de activar nuestros canales sensoriales despierta determinados estados mentales y emocionales.
La energía sexual agudiza el ingenio, activa la imaginación, aflora el coraje y en definitiva despierta la intuición. Detrás de ella, en lo más profundo de nuestra biología, está el impulso primario de perpetuación, de crear nueva energía. Por eso, cualquier objetivo que afrontemos en nuestra vida ha de estar impulsado por esta energía para que pueda materializarse adecuadamente.
Justamente, por el poder que nos otorga, durante muchos siglos los dominantes nos han hecho creer que el sexo es el culpable de toda clase de males. Institucionalizando un rosario de creencias interesadas e imponiendo una moral represora del deseo natural desterraron nuestros impulsos naturales a la clandestinidad.
Esto ha llevado a muchas personas a reprimir sus impulsos por creer que la necesidad sexual es algo sucio y pecaminoso de lo que avergonzarse, y con ello poco a poco nuestro potencial sensual se ha ido apagando.
¿Te has preguntado cómo es posible que la mayoría de las personas sintamos vergüenza de enseñar nuestro cuerpo?, ¿De amarlo y conocerlo en profundidad de una forma sana y natural?
Es imposible que el mundo perciba tu magnetismo si ocultas tu naturalidad, pero, puedes soltar amarras y surcar rumbo a ese lugar que espera impaciente verte disfrutar.
Así como la sensualidad es el motor de una sexualidad libre, natural y positiva, el corazón es el órgano del cuerpo con el campo electromagnético más potente, 5.000 veces más intenso que el del cerebro.
La sensualidad tántrica, al contrario de lo que pueda parecer, no pretende despertar los deseos sexuales, su trabajo se centra en expandir el corazón, despertar tu magnetismo y sublimar los placeres que nos ofrece la sexualidad consciente.
Los talleres de Sensualidad Tántrica son una manera sana, consciente y natural de transformar creencias y disfrutar de todo tu potencial.
