Encuentra tu estímulo ardiente

Encuentra tu estímulo ardiente

Los seres humanos tenemos necesidad de crecer, no solamente a nivel físico, ni siquiera a nivel mental, la verdadera necesidad de crecimiento es a nivel espiritual y el único camino conocido para llegar a trascender y dejar una herencia digna de admiración.

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El vehículo con el que contamos para la auto realización somos nosotros mismos, los elementos de este vehículo son el cuerpo, la mente y el espíritu. Veamos cual es la forma conocida más eficiente para utilizarlos.

En primer lugar, dividiremos “el nosotros mismos” en cinco planos y dos naturalezas:

La naturaleza inferior compuesta a su vez por tres planos, el físico, el vital y el mental. Y la naturaleza superior dividida en dos planos más, el de la inteligencia y el de la felicidad.

Si consideramos como cierto que es necesario un director de orquesta para que la sinfonía suene de forma rítmica y musical, vamos a considerar también que nuestro “yo mismo” necesita a un director que guie a los elementos de nuestro vehículo para que este pueda llegar a su destino.

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Un director competente ha de conocer las peculiaridades de cada elemento y cómo hacer que todos eelos trabajen al unísono y en la misma dirección. Veamos si tu director tiene la maestría necesaria.

Un buen director sabe que es necesario encontrar un estímulo ardiente para que los elementos trabajen harmónicos y sin desmayo, con el propósito de que el vehículo avance en la dirección adecuada y a la velocidad precisa. Conoce que el placer es el combustible que permite avanzar al vehículo y conoce que ese placer se ha de convertir en necesidad y no quedarse en deseo, puesto que si sucede así no sirve de alimento y el vehículo se para.

El deseo se encuentra en el primer plano, si no se transforma en necesidad pura se convierte en apego impidiendo pasar a un plano superior. El gusto por la comida, el deseo de dormir, el placer sexual, etc., son regalos que la naturaleza nos ofrece para satisfacer las necesidades de supervivencia, ahora bien, si el director no sabe encauzarlas y permite que los elementos abusen de estos regalos, nuestro “yo mismo” se apegará a ellos y no permitirá que el vehículo avance.

El mecanismo que permite transformar el combustible en energía, el deseo en necesidad, la concentración en contemplación, la ansiedad en calma es el discernimiento.

art laberinto ethiosferaPor lo tanto, el discernimiento se convertirá en la batuta del director, y el director con su batuta entrenará a la mente para que sea posible la transformación.

Tenemos la creencia que concentrándonos en el objetivo nuestra mente enfocada hace que este se convierta en realidad, esto no es así puesto que la concentración genera sentido de derrota debido a su imposibilidad, la concentración no nos servirá si no se transforma en contemplación, contemplar es el arte de unir la mente inferior con la actividad automática de la consciencia superior, y la contemplación únicamente se manifiesta si se muestra congruente y resonante con la respiración.

Por lo tanto, un buen director conoce que la respiración es la meditación de la mente a través de la cual se consigue que la melodía resuene en el corazón, y sabe que el corazón es el instrumento que facilita la expansión de la sinfonía. También es consciente que llegar a este punto es costoso, se necesita un gran hábito, al cual únicamente se llega a través de un verdadero estímulo ardiente, sabe que este trabajo es lento puesto que la mente sólo cuenta con la ayuda de sí misma para transformase en consciencia, para resonar como una verdadera sinfonía.

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La conciencia es el deseo en el primer plano, en este plano la mente cambia continuamente, por eso es derrotada una y otra vez. Conduciendo de forma sistemática, recordando de forma permanente el estímulo ardiente la conciencia se recicla en juicio, el juicio en consciencia, y la consciencia en contemplación de la experiencia.

Es la propia experiencia la que nos dice que para transcender hay que contemplar, que la mejor manera de contemplar es la perseverancia con calma sin ansiedad ni deseo. El camino más sencillo conocido para llegar a la contemplación es tomar una palabra, una imagen, o una sensación, y conectarla con la actividad respiratoria a modo de mantra, que no es más que esto mismo con una asociación sagrada.

Elige tu mantra y empieza a pensar en el sin concentración, únicamente contemplando, observa como la circulación se relaja en el plano físico y la mente se tranquiliza, entonces observa con detenimiento y sentirás la pulsación de la respiración en el corazón abrazando a ese algo querido, a ese “tu yo”.

art mano corazon ethiosferaA partir de este momento puedes darte cuenta cómo has entrado en la naturaleza superior sonde se transforma la naturaleza inferior, convirtiéndose en el vehículo adecuado que te lleva a estar un poco más cerca de la felicidad, de la transformación.

 

 

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